Rinde: Para 2 personas
Tiempo de preparación: 20 minutos
Ingredientes:
- 2 duraznos maduros
- 1 cucharada de miel
- ½ vaina de vainilla
- 100 g de frambuesas (pueden ser congeladas)
- 1 cdita. de jugo de limón
- 1 cda. de azúcar glass (si no tienes, puedes usar azúcar de mesa, pero tarda más en disolverse)
Para servir:
- Helado de vainilla (opcional, pero allá tú si te lo pierdes)
Parte los duraznos por la mitad y quítales los huesos.
Colócalos en un recipiente para horno, úntales la miel y ponles un trocito de mantequilla.
Corta la media vaina de vainilla a lo largo y con un cuchillo afilado raspa las semillas. ¡Ahí está el sabor!
La ciencia en la cocina. ¿Qué es la vainilla?
Si te has asomado a cualquier heladería (seguro que sí) te habrás dado cuenta de que la vainilla es uno de los sabores más populares. También es uno de los más costosos, sólo precedido por el azafrán (algún día hablaré de él). Es por esto que muchos de los “extractos” de vainilla que venden son sintéticos.
El nombre de vainilla justamente viene de que es ¡sorpresa! una vaina. Es el fruto de una orquídea y hay más de cien especies diferentes de orquídeas productoras de vainilla. Es una planta orgullosamente mexicana, de la región veracruzana y hace más de 1000 años que se cultiva. Estas orquídeas dependen de varios insectos muy especializados para su polinización, por lo que durante muchos años no se pudo cultivar en otras regiones del mundo donde no existían estos insectos. Pero en el siglo XIX un botánico belga diseñó un proceso para fecundarlas a mano, por lo que fue posible llevarla a distintos países. ¿Ahora ves por qué es tan cara? ¡Requiere atención personalizada!
El sabor de vainilla es producto de varios factores: uno es la gran cantidad de unos compuestos, llamados compuestos fenólicos, que están en la vaina, principalmente vainillina. Cuando la vaina está intacta, estos compuestos están unidos a azúcares y no son aromáticos. Cuando un organismo ataca la vaina, estos compuestos le sirven para defenderse (menos de nosotros, por supuesto, porque nos encanta la vainilla). El segundo factor son los aminoácidos y azúcares presentes en la vaina, que dan los sabores a tostado y a caramelo. El tercer factor es el proceso de curado de la vaina.
Cuando un organismo ataca la vaina de vainilla rompe las células y libera estos compuestos fenólicos y los pone en contacto con enzimas (son proteínas) que los liberan del azúcar y los transforman en los compuestos que dan su aroma a la vainilla. Entonces, en el proceso de curado de lo que se trata es de dañar la vaina (de hecho matarla, para que no consuma los preciados azúcares que contiene). Este proceso se hace con calor, al sol, con agua caliente o vapor. Después se secan con calor para que el sabor se produzca y se concentre, además de que al estar deshidratada, la vaina no se echa a perder. Este proceso puede durar varios meses (otro factor que incrementa el costo).
En realidad el aroma de la vainilla no proviene únicamente de la vainillina. Hay más de 200 compuestos que contribuyen al aroma. Los “extractos” sintéticos de vainilla sólo contienen vainillina, por lo que pierden la riqueza de los otros compuestos. Estos compuestos son más solubles en grasa que en agua, por lo que la mantequilla de nuestros duraznos ayuda a extraer mejor el sabor.
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Unta las semillas en los duraznos. Mmm, estas semillitas maravillosas parecen caviar ¿no? Son muy apreciadas. Corta la vaina en cuatro y coloca un pedacito en cada mitad.
Hornea por 15 minutos a 200ºC o hasta que estén doraditos. Mientras tanto prepara la salsa: licúa las frambuesas con un chorrito de agua, añádeles el jugo de limón y cuélalas para retirar las semillas. Añade el azúcar y pruébalo. Si te gusta más dulce agrega más azúcar.
Sirve los duraznos calientitos con la salsa y una bola de un buen helado de vainilla. Adorna con unas frambuesas. Disfruta.
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